domingo, 16 de septiembre de 2012

Ingeniería alemana

Después de estar una semana por España y volver a Dinamarca, aún no había saludado a mi compañero de piso alemán, pero ya hoy por fin nos hemos saludado.

Yo ya tenía alguna noticia de uno de sus inventos, ya que eseblis seguía en casa. Así es como estaba antes la ducha:

Y así quedó después:


Aún hay algún hueco sin cubrir, y nos seguimos dando en la cabeza con el techo, pero al menos ya no llenamos el baño entero de agua. La cosa ha mejorado.

Su segundo invento lo he podido descubrir hoy. Era por la tarde, y yo me encontraba en el cuarto de baño limpiando las tuberías, cuando de repente ha abierto la puerta. Aún no me ha llegado a ver, cuando casi mete un pie dentro, y ya después de verme ha cerrado rápidamente y decía "Sorry, sorry" mientras volvía a su habitación. Así que por fin hemos hablado después de mi regreso.

Mas tarde, cuando he salido, me ha enseñado su segundo invento:


En ese momento hemos podido hablar un poco, y en la conversación ha quedado bastante claro que era un buen invento, y desde luego, muy necesario. Tambíén en esa conversación me ha hablado del invento de la ducha.

Todo esto me ha recordado a otro encuentro que tuvo eseblis con el chico. Pero ya hemos visto casi todo lo que podíamos ver de nosotros, así que seguro que nos llevamos bien. Esperemos que en el futuro nos siga sorprendiendo con su ingenio.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Primeros días de clase

Llega el primer día de clase, eseblis se viene conmigo, salimos casi una hora antes de casa aunque según google maps solo tardaremos treinta minutos. Toca ir a patita ya que aún no tenemos bici.

Una vez allí, no hubiera sido dificil encontrar el edificio donde tenía mi primera asignatura si no fuese porque donde lo que parecía ser una bonita plaza, se estaba convirtiendo en otro edificio nuevo, de manera que había que dar un buen rodeo.

Esta es la imagen más habitual del campus, donde no parece haber otra cosa que árboles.


Dentro del campus, por primera vez hablamos con una persona que no fuese la casera. Un chico nos preguntó cómo ir a su departamento. Resultó ser español, y fue la primera vez en la historia, que después de saber que todos éramos españoles, seguimos hablando en inglés.

Transcurrió la clase, y al salir tuve que ir a hacer papeles a la oficina internacional, cuando quise salir de ahí faltaban 20 minutos para mi siguiente clase, así que previendo que también me iba a perder me fui para allá, de modo que me acabé quedando sin comer. Eso sí, cuando llegué a casa arramplé con todo lo que pillé.

El resto de los días encontrar las clases fue mas sencillo, y ayer ya me permití salir de casa con 30 minutos justos y estar un poco más en la cama. Aún me queda por averiguar dónde puedo pedir un café en cualquier edificio ya que hasta ahora solo conozco dos sitios.

Curiosidades:

La mayoría de los estudiantes de las asignaturas que curso son de máster.

Todos los profesores te ponen no solo su email de la universidad, sino que además ponen su email personal y ¡su teléfono!

Las aulas tienen dos pizarras superpuestas y se pueden deslizar de arriba a abajo para tener más hueco para escribir (hay un profesor que se lo pasa pipa subiéndolas y bajándolas).

¡Los ordenadores de los laboratorios y de la biblioteca tienen 2 monitores!

martes, 4 de septiembre de 2012

Última noche en España

Después de un par de días ajetreados, por fin puedo contar la experiencia de mis primeros tres días en Dinamarca.

Nuestra aventura comienza el sábado 1 de septiembre a las 11 de la noche en Zaragoza, donde por circustancias de la vida cogemos un autobús Supra, en el cual yo nunca me había montado. Era muy espacioso como ya se esperaba. Nos daban toda el agua que queríamos y nos regalaron unos auriculares (de manera que los 3 euros pagados de más se amortizaron adecuadamente). Pero además teníamos esto:

¡Pantallas individuales! Los que estáis acostumbrados a los Supra no os impactará demasiado, pero yo me lo pasé como un crío investigando todos los recovecos del sistema: música, televisión (aunque solo el canal que eligió el conductor, que resultó ser el 24horas), películas (más bien malas), fotos de ciudades españolas, y además había wifi, que dada la cantidad de cosas que había no era necesaria.

Después, en el aeropuerto todo ocurrió con normalidad. En el control de policía vieron algo raro y me hicieron abrir la maleta, pero resultó ser chorizo y jamón serrano, y ya que el país está en crisis no hay que perjudicar las exportaciones. Así se hicieron las 6.45 y nuestro avión estaba despegando. A partir de aquí no puedo decir mucho más. En el mismo instante en el que el avión se levantó del suelo yo ya estaba dormido y así fue hasta que empezamos a descender, momento en el cual pudimos (casualmente) ver toda la DTU desde el aire. No pude hacer fotos pero trataré de hacerlo en mi segundo vuelo a Copenhague.

Una vez en el aeropuerto de Copenhague la casera vino a buscarnos. Nos trajo a casa, y después de instrucciones y alguna cosa más, en el primer hueco que tuve, me dediqué a dormir otras 3 horitas. Después, por fin cenamos y rápidamente otra vez a dormir, que el día siguiente era duro (como ya estaba previsto).

Bueno, al final no he contado los tres días pero prefiero hacer post más breves, así que seguiré contándolo pero con un par de días de retraso.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Penúltima pesada de la maleta

¡Ya está toda la maleta preparada!
Pero... falta lo más importante: no pasarse ni un gramo de peso en el avión para no pagar 40€ más (o tirar ropa en el aeropuerto).

Para ello he realizado dos mediciones. La primera de ellas con la tabla de la wii, la cual ha dicho que la maleta pesaba 20.2 kilos. Pero antes de tener la wii, como yo nunca he tenido ninguna báscula para el baño ni nada por el estilo, lo hacía usando un método mucho más tradicional.

Esta báscula romana se la regaló mi abuelo a mi padre hace muchos años y aún la venimos usando para muchos menesteres. No es muy grande, pero puede medir hasta 25 kilos. El sistema es el de una palanca, a un lado del punto de apoyo se pone a un lado la masa a medir (¡que no peso!) y al otro lado un contrapeso. Cuando ambos queden equilibrados, obtendremos los kilos que tenemos.

Pues bien, con ésta báscula mi maleta pesaba entre 19,5 y 20 kilos ya que va en tramos de 500 gramos y es dificil encontrar el punto de equilibrio exacto.

Ya veremos qué ocurre en el aeropuerto y cuál de los dos métodos era más exacto, aunque me temo que aún habrá que hacer pequeños ajustes en el aeropuerto.